Es un símil que ayuda a entender cómo se propaga el coronavirus a través del aire en espacios cerrados.

Pensad en el humo que exhala un fumador. Si se está con él en un exterior, apenas se nota, salvo que estés muy cerca. Si estamos en un interior, en cambio, lo notaremos enseguida, aunque estemos en otra parte de la habitación. El tiempo que tarde en llegarnos el humo y la intensidad de
este dependerán de lo ventilado que esté el espacio o lo filtrado que esté el aire. Pues bien, sabiendo esto, los autores del artículo se preguntan: “¿Cuánto podríamos protegernos de ese humo restregando las encimeras, los pomos de las puertas y todas las demás superficies de la habitación?”. Y responderemos: “No mucho. El problema es el aire compartido, no las superficies compartidas”. Recuerdan que la transmisión a través de fómites no es frecuente, y explican por qué.

Conclusión:

La conclusión, para ellos, es clara. “Si hay transmisión de fómites, es menor, y desde luego no es lo que está provocando la pandemia». Algo que coincide con las conclusiones de un estudio publicado hace sólo un mes, que confirma el escaso riesgo de contagio del coronavirus al tocar superficies contaminadas. “Los fómites juegan un papel mínimo en la transmisión del coronavirus”, aseguran los autores de ése estudio.

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Fuente.: NIUS Irene Fernández Novo Madrid
15/12/2020 03:00h.
Actualizado: 15/12/2020 10:08h.